Secretaria de Género – Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Tierra, Santiago del Estero

La Unión de Trabajadoras/os de la Tierra (UTT) se inició en el año 2017 y desde entonces se han ido sumando organizaciones de base compartiendo como principal reclamo el acceso a la tierra y al agua, y promoviendo la perspectiva de la agroecología y la igualdad de géneros. Se encuentran trabajando en 7 departamentos de Santiago del Estero (Figueroa, Banda, Robles, Termas de Río Hondo, Silipica, Capital y Atamisqui) aglutinando alrededor de dos mil familias de la agricultura familiar y campesina.

Dentro de la organización, la secretaría de géneros comenzó a funcionar en el 2018 ante los crecientes casos de violencias que comienzan a visibilizarse y la consecuente necesidad de consolidar un espacio propio para las mujeres. En la actualidad, son un total de cincuenta promotoras territoriales de género formadas por instancias de talleres y encuentros impartidos por la propia organización. Las promotoras son responsables de acompañar a mujeres en situación de violencia de género; de promover la igualdad y equidad de género en sus territorios mediante el diseño e implementación de talleres, campañas y alianzas con otros organismos, con el fin de prevenir los diferentes tipos de violencias en el ámbito rural.

En el marco de las ayudas a iniciativas locales Cerrando Brechas II, construyeron el proyecto “Desde la tierra: Mujeres y derechos en territorios patriarcales”. Se realizaron talleres de formación para el fortalecimiento de capacidades para un abordaje integral de las violencias en los ámbitos rurales a nivel provincial. Asimismo, se crearon y fortalecieron alianzas entre las promotoras territoriales con organizaciones de mujeres y feministas y organismos estatales de Derechos Humanos. Por último, se fortalecieron conocimientos técnicos y desarrollaron capacidades para la autonomía económica de 30 miembros/as de comunidades rurales a través de la consolidación de emprendimientos productivos locales. Se produjeron productos de belleza orgánicos, de dulces y conservas que fueron enviados para su venta al Mercado Central de la CABA. Los productos también fueron comercializados en ferias locales, generando una fuente de ingreso económico para las mujeres participantes de los productivos y, por extensión, para sus familias y comunidades.